lunes, 27 de febrero de 2017

Un 27 del 2014

Pensé que cuando me tocara despedirme de ti se me haría imposible
Para mi sorpresa no lo fue. Me despedí no hace mucho, fue una despedida sin adiós sin último beso ni abrazo. Mejor que una despedida fue un adiós sin palabras gracias a tus errores y los míos.
Sabía que las cosas no iban a acabar bien pero tampoco imaginé que acabara todo así. Sin explicaciones sin por qués, con rencor por tu parte y aunque te cueste creerlo, arrepentimiento e indiferencia por la mía.
Que distintas eran las cosas hace tres años donde empezó todo, donde te lanzaste sobre mi por una apuesta absurda de ambos que perdí, no me imaginé que iba a perder tanto por dejarme llevar por ese beso que marcó mi vida.
Para ti fue un juego, un juguete más, un número que sumar a tu lista de trofeos, pero para mi fue lo peor y a la vez lo mejor que me pasó nunca. Si lo hubiera sabido en ese momento me hubiera echado para atrás sin dudarlo. Y es que mi vida cambió tanto desde ese día en el que empezaste a complicarme.
Al principio todo era divertido , distinto a todo lo que me había pasado y estaba fría en cuanto a la situación , pero perdí jugando. Jugué y con el tiempo, cada vez perdía más, tu cuerpo era mi casino y tu mente mi apuesta favorita, quería que te abrieras que no me hicieras trozos , que me dejaras cuidarte pero no pudo ser
Me dolía el pecho cada vez que te pensaba, temblaba cuando alguien pronunciaba tu nombre, me rompía cada vez que aparecía tu indiferencia, cuando tu cuerpo se me acercaba por el contrario temblaba de felicidad, de ganas contenidas.
 Me resistí durante mucho porque mi cerebro me decía que no aunque me follaras con la mente prácticamente cada vez que me besabas.
Nunca supe ni voy ni quiero saber lo que fui para ti , pero si imagino lo que podíamos haber sido , yo tu salvación y tu mi perdición. Hubiera cambiado tanto todo si solo te hubieras dado una oportunidad, si no me hubieras desechado desde el principio de tu mente,  y yo no me hubiera empeñado en entrar en tu corazón, en hacerte mejorar y en equilibrarnos mutuamente. Que tu encendieras el fuego y yo lo controlara para no acabar explotando ambos. Preferiste no intentar, no arriesgarte y huir pero tampoco me frenaste nunca. Pienso que te ponía mirarme y provocarme sin saber por donde iba a salir, te ponía controlarme y ponerme nerviosa. Pero todo acabó y espero que esta sea nuestra despedida porque no quiero nombrarte más ni contarle a las personas que me quieren como fue y como acabó todo. Así que esta es mi despedida. Adiós